¿Por qué elegimos parejas difíciles? (2º parte)

por | Ene 8, 2025 | Psicoterapia de pareja

Las relaciones de pareja pueden ser una de las experiencias más felices, pero también de las más amargas.

Muchas veces te habrás preguntado “¿Por qué, a pesar de mi mejor intención termino eligiendo parejas tan complicadas?”  La respuesta a esta pregunta no es sencilla, ya que implica una combinación de factores conscientes e inconscientes que orientan tus elecciones.

1 Repetimos patrones familiares

Nuestra forma de relacionarnos con los demás se construye, en gran parte, en nuestra infancia. Lo que hemos visto en la relación de nuestros padres suele establecer un «guion» emocional que repetimos sin darnos cuenta. No es que copiemos el guión al pie de la letra pero sí tomamos aspectos fundamentales de esas historias.

Por ejemplo, si creciste en un ambiente donde el afecto estaba ligado al conflicto o donde había que luchar por el amor, es posible que te atraigan personas que evocan esas mismas experiencias, incluso si te causan sufrimiento.

 2 Confundimos intensidad con amor

Las relaciones con parejas difíciles suelen ser intensas: discusiones, reconciliaciones, emociones al límite. Para algunas personas, esta intensidad puede ser confundida con pasión o amor verdadero. El drama, aunque agotador, puede resultar adictivo porque activa emociones fuertes que parecen darle sentido a la relación y si después de cada pleito se produce una reconciliación fogosa, te atrapa más todavía.

 3 Buscamos sanar heridas pasadas

En ocasiones, elegimos parejas que nos recuerdan a figuras importantes de nuestro pasado porque -nuevamente de modo no consciente-, pretendemos «corregir» o sanar heridas del pasado.
Por ejemplo, si tuviste un padre distante, podrías sentirte atraído por una pareja que también sea emocionalmente inaccesible, con la esperanza de lograr el amor y la conexión que no obtuviste en el pasado.

 4 Miedo a la estabilidad

Aunque pueda parecer extraño, algunas personas temen las relaciones estables porque no saben cómo manejarlas.
Si nunca experimentaste una relación tranquila y segura, esta puede sentirse extraña o incluso aburrida. En estos casos, las parejas difíciles – aunque impliquen sufrimiento- ofrecen una sensación de alguien familiar de alguien conocido.

 5 Sentimiento de inferioridad

Cuando no nos sentimos merecedores de amor o dudamos de nuestro valor, podemos conformarnos con relaciones donde el afecto se da a cuentagotas o está lleno de condiciones. Las parejas difíciles a menudo refuerzan esas creencias: la de que eres “poca cosa” o te mereces muy poco y así se reproduce un ciclo de insatisfacción y dolor.

6 Creencias culturales y románticas

Las historias de amor que vemos en películas o libros suelen glorificar las relaciones complicadas, presentando el sufrimiento como un signo de amor verdadero. Estas historias pueden influir en cómo entendemos y buscamos el amor, llevándonos a pensar que «si no duele, no es amor».

 

Reflexión final

Elegir parejas difíciles  no es un defecto sino una oportunidad para preguntarte “¿Qué me lleva a repetir estos patrones?” La psicoterapia puede ser un espacio valioso para pensar en ello, para identificar aquello que sin darte cuenta termina llevándote hacia parejas conflictivas. Responder a esta pregunta es la única manera de no volver a tropezar con la misma piedra.

 

Ilustración: Brian Rea /The New York Times

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