¿Qué ocurre en una relación cuando uno de los dos falta a la promesa, tácita o explícita de exclusividad y vive una experiencia en secreto?
¿Qué sucede con los amores embestidos por el trauma de la traición y del abandono?
¿Qué sucede después si quien traiciona pide perdón? ¿Si pide seguir siendo amado y quiere que todo vuelva a ser como antes?
La infidelidad es uno de los motivos de consulta más frecuentes en la terapia de pareja aunque, más que hablar de infidelidad en singular, preferimos decir «infidelidades» porque no hay un patrón, cada pareja es un mundo y lo que la desencadena, cómo la vive cada uno y qué consecuencias puede tener para la vida en común, es tan particular como sus protagonistas.
Es fácil caer en el espejismo de que existen unas «claves para superarla»
No hay claves ni recetas para abordarla que sirvan para todos, sólo el deseo de saber qué les ha pasado, qué marcó la distancias, los malos entendidos o los abandonos que subyacen a su historia, hará posible desenredar la madeja con la que podrán tejer una historia diferente. Cada pareja tiene una trayectoria que se inicia incluso antes de haber comenzado la vida juntos y lo que ahora les ocurre responde a esa historia y a las expectativas, conscientes e inconscientes con las que iniciaron su vida en común.
A pesar de esa singularidad, cuando una pareja llega a consulta nos encontramos a primera vista con algunas situaciones que se repiten: quien ha actuado la infidelidad está muy angustiado por las posibles consecuencias y quiere «arreglar» la situación sea como sea. En otros casos, ambos están muy tocados, hay dolor, culpa, cólera y no saben cómo replantear su vida en común sin ataques y defensas permanentes, también vemos otras parejas en las que se ha establecido una dinámica en la que uno de ellos, frecuentemente él, es un «infiel compulsivo» y ella una «sufridora compulsiva» o una «ciega habitual de sus «aventuras» .
Hablamos de «trauma» cuando nos referimos a estas experiencias desde el lugar de quien es engañado, porque suele ser un terremoto interior, un movimiento sísmico emocional que resquebraja «el sentido global del mundo y de nuestra existencia.» y nos deja paralizados, sobrecogidos, incapaces de abordar lo que está ocurriendo con los recursos habituales. Cuando una verdad en la que uno cree deja de serlo, me dijo una amiga, todo parece incierto.
«Enterarme por una llamada anónima de que mi marido estaba liado con una antigua novia fue algo muy extraño, algo así como que de pronto el mundo se hubiera detenido y vaciado. No podía hablar, empecé a marearme, me zumbaban los oídos y tuve que sentarme para no caer redonda al suelo»
Teresa describe un estado de shock en el que se sumió y en el que era incapaz de asimilar lo que acababa de escuchar. No es sólo la figura de su pareja la que se derrumbó sino también el orden en que asentaba su mundo, sus proyectos, la confianza que depositó en él, las seguridades que le proporcionaba, etc…
¿Cómo puede uno vivir en esas cenizas – se pregunta Recalcati_- sin destruirlo todo?
Cuando fallece una persona querida desaparece no sólo su presencia física, también las sensaciones que compartimos, las emociones vividas con ella y tanto más. Al igual que en el duelo, en las infidelidades las personas pierden muchas cosas : quien la sufre, la credibilidad del otro, la confianza y la seguridad. Para quien la actúa puede ser una fuente de culpa y vergüenza además del rechazo de su pareja y el fin de la convivencia.
Al igual que el duelo requiere de un trabajo es decir, de una elaboración psíquica para que lo perdido se reacomode en nuestro mundo interno, el perdón es también un proceso, un camino en este caso de dos, que requiere de un trabajo que toma tiempo y energías.
El perdón es una de las pruebas más difíciles que puede experimentar una pareja
¿Es realmente posible perdonar?
Dejamos para el siguiente post el intento de ir respondiendo a una pregunta tan compleja.
¹ Adaptado de «Ya no es como antes» de Massimo Recalcalcati